martes, 23 de febrero de 2010

Canción de Miguel Bosé: Sevilla

   En esta entrada, por el viaje mañana que realizarán algunos de la clase a Sevilla, lo que se puede ver es un vídeo donde encontramos a Miguel Bosé interpretando su canción titulada "Sevilla".
   Aprovecho también para desear a los que van a Sevilla que tengan un BUEN VIAJE.

lunes, 22 de febrero de 2010

Sevilla y Antonio Machado

   En esta entrada se puede ver un vídeo sobre la vida de Antonio Machado y algunos aspectos de su ciudad natal (Sevilla)

sábado, 20 de febrero de 2010

Sobre todo y sobretodo

   En la siguiente entrada se pretende explicar el significado de sobre todo y el de sobretodo, pues son términos que pueden llevar a la confusión, como en mi caso, y cometer errores.
   Sobre todo escrito separado es una locución adverbial cuyo significado es especialmente, principalmente, mayormente. Por ejemplo: Me gustan todos los deportes, sobre todo el fútbol.
   En cambio, sobretodo escrito junto es un sustantivo cuyos significados, según la RAE, son los siguientes:
   1. m. Prenda de vestir ancha, larga y con mangas, en general más ligera que el gabán, que se lleva sobre el traje ordinario.
   2. m. Am. Abrigo o impermeable que se lleva sobre las demás prendas.
   Por ejemplo: Este año se ven muchos sobretodos, deben estar de moda.

viernes, 19 de febrero de 2010

Historia de Pilar de Valderrama (Guiomar)

    Ocurre el milagro a principios de junio de 1928, cuando la poetisa madrileña Pilar de Valderrama, de 39 años, llega a Segovia con una tarjeta de presentación para Machado, facilitada por la hermana del actor Ricardo Calvo, María, muy amiga suya y profesora particular de sus hijos.
   Valderrama es ferviente admiradora de la poesía de Machado. "Le leía con tanta frecuencia", recuerda en su autobiografía Sí, soy Guiomar (1981), "que yo que nunca tuve en la memoria ni los versos míos, me sabía los suyos de tanto repetirlos en silencio". En el mismo lugar dice que unos meses antes de conocer al poeta le había mandado un ejemplar de su nuevo libro de versos, Huerto cerrado, publicado en Madrid por Caro Raggio -cuñado de Pío y Ricardo Baroja-, sin recibir contestación.
   El poemario, editado según ella a comienzos de 1928, con considerable éxito de crítica, no lleva colofón, pero parece seguro que para mediados de año estaba en la calle. Por otro lado, Machado debió de tener noticias ya de Valderrama por amigos comunes, empezando por los Calvo, e incluso de sentir curiosidad por conocerla. El encuentro tiene lugar en el vestíbulo del hotel Comercio. Valderrama es hermosa, a juzgar por la fotografía del frontispicio de Huerto cerrado, con abundante pelo negro y grandes ojos oscuros (ilustración 36). Nada más verla, el poeta se enamora.
   Pilar de Valderrama Alday Martínez y de la Pedrera, para darle su nombre completo, nació en Madrid -al parecer, el 27 de septiembre de 1889-, hija de Francisco de Valderrama Martínez, natural de Santurce (Bilbao), y Ernestina Alday de la Pedrera, de Santander. Según cuenta en Sí, soy Guiomar, su padre fue abogado brillante, diputado por el Partido Liberal antes de los 25 años, y gobernador de Oviedo, Alicante y Zarazoga. En la capital aragonesa, a los cuarenta días de nacer, la niña -de ahí su nombre- fue presentada a la Virgen del Pilar. Poco después, cuando empezó a resentirse la salud del padre, que sufría "trastornos nerviosos", la familia se trasladó a Montilla, en Córdoba, donde los abuelos tenían propiedades. Allí murió Francisco de Valderrrama, a los 39 años.
   Pilar lo adoraba y su pérdida la marcó con un sello de tristeza indeleble.
   Cuatro años después la familia regresó a Madrid para que se pudiera atender a la educación de los hijos, pero volvían a veces en verano a Montilla. En la capital, Pilar recibió la formación otorgada entonces a las muchachas de su clase social, y, entre los 8 y los 14 años, estudió como interna en el Sagrado Corazón de Chamartín, donde echó mucho de menos a su madre, adquirió un buen conocimiento del francés y, según recordará en un poema, era considerada algo extraña por sus compañeras:
   "Cuando yo era niña -niña ya crecida- / me llamaban rara, / porque con las otras niñas, mis amigas, / apenas jugaba...".
   Cuando la madre vuelve a casarse es otro desgarro para Pilar. Y su infelicidad se exacerba al surgir tensiones con el padrastro y los hermanastros. Tiene la ventaja de poseer un físico agradable y una gracia de palabra. Pasan los años. Sus hermanos Fernando y Francisco, mayores que ella, entran, respectivamente, en la Escuela de Ingenieros Industriales y en la Facultad de Derecho. Cuando Pilar conoce al palentino Rafael Martínez Romarate, amigo acomodado de Fernando, es un flechazo. Se casan enseguida. Es junio de 1908. Ella tiene 20 años; él, 22. Son jóvenes, ricos, de gustos refinados. Todo parece sonreírles.
   Valderrama cuenta en sus memorias que vivieron primero en el barrio de Argüelles, en un lujoso piso de la calle del Marqués de Urquijo, esquina al paseo del Pintor Rosales, cuyo dueño era el general Valeriano Weyler. El padrón municipal de 1915 los censa, en efecto, en el número 41 de dicha calle, 1º A derecha (hoy es el número 47, y en la fachada se ha colocado una placa municipal en recuerdo de Weyler). Martínez Romarate consta en dicho padrón como "ingeniero". En aquel piso espacioso, con diez balcones, irán naciendo los hijos de la pareja: uno que muere pronto, luego Alicia (1912), María Luz (1913) y Rafael (1915). Según Valderrama, su marido no resultó cariñoso con ella y sus hijos. A éstos no los acariciaba ni besaba nunca. Había algo que desde el principio no funcionaba.
Chalé en Rosales
   En 1922 la familia se instala en el magnífico chalé -entonces se decía hotel- levantado por Martínez Romarate (según su propio proyecto y con el dinero de Pilar) sobre un cercano solar de Rosales, número 44 (después, 56). El paseo tiene a su inicio el Cuartel de la Montaña y al final la Cárcel Modelo, ambos desaparecidos hoy. Enfrente está el magnífico Parque del Oeste. Integran el chalé un semisótano, dos plantas, "una gran terraza con vistas a la sierra de Guadarrama que se erguía al fondo", una espaciosa biblioteca y, detrás, un jardín con árboles donde Pilar cuida sus plantas. La pareja tiene una vida social intensa. Al marido le gusta el teatro, con afición especial a la escenografía y la decoración. Pilar escribe poemas, según ella "a escondidas como si cometiera un delito", aunque Las piedras de Horeb llevaba ilustraciones de su marido, lo cual parece demostrar su aprobación. Para finales de la década de los veinte pertenece al Lyceum Club Femenino -donde conoce a Zenobia Camprubí, esposa de Juan Ramón Jiménez, y a María de Maeztu- y al Cineclub, regido por Ernesto Giménez Caballero (con la colaboración, desde París, de Luis Buñuel). Pasan los veranos en San Rafael o en la finca solariega de la familia de Martínez Romarate, situada a unos veinte kilómetros de Palencia. A veces hacen una escapada al extranjero: Francia, Suiza, Italia.
   En Sí, soy Guiomar, Valderrama evoca su primer encuentro con Machado. Refiere que unos meses antes su marido le había confesado, demudado, que acababa de suicidarse -se había tirado de una ventana de la calle de Alcalá- una joven con la cual, a espaldas suyas, mantenía relaciones desde hacía dos años. Valderrama no aduce la fecha del lúgubre suceso, pero fue el 17 de marzo de 1928. La desafortunada muchacha, según los periódicos, se llamaba Felisa Ernestina Castro Pérez, tenía 25 años y estaba domiciliada en la calle de Corredera Baja de San Pedro (donde unos años atrás habían vivido los Machado). Pilar conocía de sobra el cáracter donjuanesco de su marido, pero esto era diferente. Se trataba de un "hecho trágico que me impresionó dolorosamente, marcando un cambio en mi vida íntima, alterando su rumbo como si se partiera en dos etapas: el antes y el después". ¿Qué hacer? Su primer impulso fue huir de casa, alejarse de una persona que ya le era insoportable. Por fin dijo a su madre, ignorante de lo ocurrido, que estaba mal de los nervios y se marchó a Segovia -con la tarjeta de presentación para Machado- "en busca de sosiego". Y, sin duda, para meditar sobre lo que iba a hacer.
   Allí, según sigue relatando Valderrama, llovía y hacía un frío intenso. A los pocos días, por lo visto sin tratar de ver al poeta, volvió a Madrid, donde se encontró con que su marido se había ido a Francia. Pero no tardó mucho en regresar y, a finales de mayo, Pilar huyó otra vez a Segovia. Ahora hacía mejor tiempo. Después de algunos días mandó a Machado, a través de un botones, su tarjeta, y aquella misma noche -fue el 2 de junio- el poeta se presentó en el hotel Comercio. Y sigue la musa:
   "No puedo expresar la emoción que tuve al encontrarme con él y estrechar su mano. Era el poeta tan admirado el que estaba ante mí, con su desaliño, sí, pero con un rostro bondadosísimo, una frente ancha y luminosa, una cabeza, en fin, admirable sobre un cuerpo alto, desgarbado y poco atractivo. Al verme, no supe qué pasó por él, pero advertí que se quedó como embelesado, pues no cesaba de mirarme y apenas habló para decirme cuánto sentía estar tan ocupado con los exámenes, que no podía acompañarme ni atenderme como sería su deseo. Añadió que dos días después terminaba su actuación en el tribunal y tenía que irse ineludiblemente a Madrid, lo que lamentaba, pues le agradaría verme y serme útil".
   Valderrama le invita a cenar con ella en el hotel a la noche siguiente. El poeta acepta gustoso. Apenas come. Apenas habla. No hace más que mirarla. "Después de la cena", sigue contando la escritora, "como hacía una magnífica noche de fines de junio, estrellada y tibia, no recuerdo si él o yo, propusimos un paseo hasta el Alcázar". Durante el mismo explica al poeta que está atravesando por momentos amargos, sin contarle "exactamente los motivos".
El paisaje castellano
   Machado nunca olvidará aquel paseo, y la belleza del paisaje castellano visto bajo la luna desde la explanada del aquel palacio de hadas, a cuyo pie se juntan rumorosamente los ríos Eresma y Clamores. Fue uno de los momentos estelares de su vida.
   El poeta pidió a Valderrama sus señas, y, según ella, le dijo que le mandaría enseguida un ejemplar de la recién aparecida segunda edición de sus Poesías completas. Ella le advirtió que no podía decir cuándo estaría otra vez en Madrid, por razones de su salud. Prometió ponerle unas letras en cuanto lo supiera. Y así lo hizo.
   Hasta aquí la versión de la musa, que merece una lectura cautelosa. ¿Fue a Segovia con el propósito concreto de conocer al poeta? No lo dice, pero parece muy probable (para el "alivio" de su espíritu podía haber elegido otros lugares). (...)
   Antonio Machado, que busca con desesperación la plenitud amorosa, no la va a poder encontrar fácilmente en una mujer muy católica para quien lo único que parece tener importancia en el amor es la fusión de almas, de corazones, y la ternura sin contacto físico. Durante el verano de 1928 los dos se ven secretamente en La Moncloa, a kilómetro y medio del chalé de Pilar, después del Parque del Oeste. Allí, cerca del "palacete" del siglo XVIII -hoy residencia oficial del presidente del Gobierno- había un jardín que pertenecía entonces, así como el edificio, al Ministerio de Instrucción Pública. Ambos habían sido cedidos por un Real Decreto de 1918, para su restauración, a la Sociedad de Amigos del Arte, y estaban abiertos al público. Desde el jardín, según escribió en 1930 su restaurador, el pintor y jardinero Xavier de Winthuysen, se divisa un paisaje maravilloso de amplísimo horizonte. De un lado, la Casa de Campo; de otro, la masa del encinar de El Pardo, y, como fondo, la sierra de Guadarrama. Las puestas de sol desde estos lugares son tan maravillosas que se las cita en las guías extranjeras. Musa y poeta se veían en la frondosa glorieta, con fuente redonda y banco de piedra alrededor, que había en medio del jardín. La llamaban "El Jardín de la Fuente", y Machado apodó el banco como "El Banco de los Enamorados". En enero de 1929 el poeta le rogó a la amada que incluyera en el nuevo libro que estaba preparando, Esencias, la poesía inspirada por aquel locus amoenus, argumentando que no había en ella nada "comprometido". Ella accedió. (...)
    La Estación del Norte, testigo de las llegadas y salidas semanales del poeta, se encuentra al pie de la ladera en cuya cresta se asienta el paseo de Rosales, ladera que forma parte del Parque del Oeste. A veces, nada más regresar a Madrid, el poeta sube a pie hasta delante del chalé de la musa y, oculto entre las frondas, espera ansioso que salga al balcón. A veces tiene suerte, a veces no. Un día le manda una copla alusiva a este rito: "Hora del último sol. / La damita de mis sueños / se asoma a mi corazón".
   A menudo, al volver a Segovia, el poeta imagina que desde la ventanilla puede vislumbrar a la musa allí arriba, con su traje azul, cuando el tren llega al paso de nivel situado al lado de la iglesia de San Antonio de la Florida. Cerca del paso, a unos pocos metros del pequeño cementerio donde yacen los cuarenta y tres madrileños fusilados por los franceses en la madrugada del 3 de mayo de 1808, se habían despedido una tarde. ¡Cómo olvidarlo! Pilar es ya una obsesión.
   Dice Valderrama en Sí, soy Guiomar que su obra de teatro El tercer mundo, publicada en 1934, se inspiraba, "en su fondo", en la relación que tenía con el poeta. Ello es indudable, pero también en la relación, muy atormentada, que tenía en casa. Cuando el misterioso amante italiano de Marta es arrollado por un coche frente al chalé de ésta e introducido en el mismo, nos damos cuenta de que el marido -dramaturgo de éxito demasiado ocupado con su fama y con sus proyectos para hacerle caso a su mujer- se parece mucho a Rafael Martínez Romarate. El tercer mundo es un espacio imaginario ubicado entre el mundo del sueño y el de la vigilia, donde, a fuerza de voluntad, todo es posible, hasta el amor prohibido por las convenciones religiosas y sociales. "Yo ideé ese tercer mundo", escribe Valderrama en sus memorias, "¡qué distinto del que ahora llaman así!, para tener plena certeza de la conexión de nuestros pensamientos, ya que por la separación real de nuestras vidas era un consuelo sentir en esos momentos su compañía, su calor espiritual a través de la distancia que nos separaba". Machado hizo suyo el concepto, y se referirá con frecuencia al tercer mundo en su correspondencia con la amada.
Un café en Cuatro Caminos
   En el otoño de 1928, cuando las hojas del Parque del Oeste se van tornando amarillas y ya empieza a hacer frío, la pareja comienza a frecuentar un café de Cuatro Caminos que, según reveló la escritora Justina Ruiz de Conde en 1961, casi seguramente informada al respecto por la propia Valderrama, se llamaba el Franco-Español y estaba situado "por la avenida Reina Victoria, en su primera bocacalle a la izquierda". La descripción es sólo un poco inexacta. Se trataba del restaurante o merendero de tal nombre que, de acuerdo con la Guía Directorio de Madrid y su provincia correspondiente a 1929, se encontraba al inicio de la calle del Doctor Federico Rubio y Galí (hoy Pablo Iglesias). El hecho de que había al lado del Franco-Español otro merendero, La Terraza, sugiere que se trataba de un lugar de esparcimiento popular.
   Cuatro Caminos, entonces barrio más obrero que burgués, casi en el extrarradio de la ciudad, tenía la virtud de estar alejado de las miradas curiosas de amigos y familiares. Por ello el poeta había buscado allí un escondite para sus entrevistas con la musa. Quizá le atrajo también el nombre del establecimiento, acerca del cual caben todas las hipótesis. En sus cartas a la amada Machado lo llama "nuestro rincón", o "nuestro rincón conventual". Valderrama, por su parte, recuerda con nostalgia, en Sí, soy Guiomar, "un salón grande" donde se sentaban "en unas incómodas sillas ante una mesa de mármol, acompañados siempre de algunas parejas de empleados y obreros, bajo la atención asidua del mozo Jaime".
   Pronto se establece un ritmo y un protocolo para los encuentros. A finales de los años veinte, después de una década en Segovia, Machado sólo tiene clase los tres primeros días de la semana, y vuelve a Madrid el miércoles por la noche. Luego, el domingo por la tarde, regresa a Segovia. Los dos suelen verse los viernes por la noche en su "rincón", y a veces los sábados por la mañana o por la tarde (si ella no puede acudir -a menudo hay un contratiempo inesperado- le llama allí por teléfono o deja un mensaje con el mozo). Luego, después de separarse, se escriben prolíficamente: ella a Segovia, para que el poeta tenga carta el martes o el miércoles antes de volver a Madrid; él, a través de una de las confidentes de Pilar -Hortensia Peinador, María Estremera y Marta Valdés- o de la agencia de mensajería Continental (ubicada en la carrera de San Jerónimo, 15).
   Desde el primer momento, si hemos de creer a Valderrama, ella impuso las condiciones que debieron regir la relación, y le dijo al poeta que por fidelidad a sus creencias, a sus hijos y a sí misma "no podía ofrecerle más que una amistad sincera, un afecto limpio y espiritual, y que de no ser aceptado así por él, no nos volveríamos a ver". Y Machado, según ella, contestó: "Con tal de verte, lo que sea".
   Valderrama reconoce que Machado, en virtud de tal pacto, padeció la tortura "de la barrera que nos separaba materialmente". Cabe deducir, sin embargo, que el poeta, ante tal planteamiento del asunto, pensaría que con el tiempo, y al irse conociendo ambos mejor, la situación podría cambiar a su favor. Entretanto su posición frente a la diosa se parecía mucho a la del trovador medieval: amor cortés, sí; sexo, no.
   Toda vez que, como dice Machado en un poema no publicado en vida, Pilar le había buscado a él, no al revés, las condiciones impuestas se podían considerar harto injustas: "Tú me buscaste un día / -yo nunca a ti, Guiomar, / y yo temblé al mirarme en el tardío / curioso espejo de mi soledad...".
240 cartas en siete años
   Valderrama calcula, en sus memorias, que Machado le escribió unas 240 cartas a lo largo de los siete años de su relación, de las cuales ella quemó todas menos "unas cuarenta" en vísperas de la Guerra Civil, antes de salir para Portugal, escogidas "al azar las que estaban encima, sin releerlas siquiera por la premura del tiempo". De las dirigidas por ella al poeta no parece haberse salvado ninguna. La pérdida de esta correspondencia es una tragedia. Las de Machado constituían -lo sabemos por las pocas que han sobrevivido- una especie de diario íntimo, y hoy serían un documento de inmenso valor para conocer mejor, mucho mejor, la intimidad de uno de los grandes poetas de Europa.
   Para empeorar esta situación, las cartas de Machado salvadas de las llamas fueron manipuladas después por su destinataria cuando decidió darlas a conocer en parte. Se recurrió entonces a cortes e incluso a tratamientos con decolorantes para borrar pasajes considerados imprudentes o arriesgados (¡algunos de ellos han vuelto a ser legibles con el paso de los años, incluso en color rojo, como para mofarse de tales prevenciones!). Gracias a Cartas a Pilar, la magnífica edición de Giancarlo Depretis -descubridor de estas maniobras tan destructivas e hipócritas- la correspondencia existente, conservada en la Biblioteca Nacional de España, se puede leer ahora en su correcto orden cronológico (Machado casi nunca fechaba sus cartas), y con la restitución de algunos pasajes de extraordinario interés.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Mañara

   Miguel Mañara Vicentelo de Leca (Sevilla, el 3 de marzo de 1627 -  9 de mayo de 1679) fue un gran impulsor de la Santa Caridad de Sevilla.
Su errónea fama de seductor
   Aunque no hay ningún testimonio contemporáneo de tal actitud en él, el nombre de Mañara ha pasado a ser sinónimo de seductor, como recogen los versos de Antonio Machado ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido / ya conoceis mi torpe aliño indumentario (Retrato, en Campos de Castilla) en que lo compara con el valleinclanesco marqués de Bradomín. La razón de ello procede de una campaña difamatoria que se suscitó como consecuencia del proceso de beatificación a comienzos del siglo XIX, explicable por el anticlericalismo de los ambientes liberales, que se cebaron en la barroca confesión que representa el testimonio del propio Miguel de Mañara (y que no deja de ser una autoflagelación tópica, no necesariamente una descripción de comportamientos concretos):
   Yo, don Miguel Mañara, ceniza y polvo, pecador desdichado, pues lo más de mis logrados días ofendí a la Majestad altísima de Dios, mi Padre, cuya criatura y esclavo vil me confieso. Servía a Babilonia y al demonio, su príncipe, con mil abominaciones, soberbias, adulterios, juramentos, escándalos y latrocinios; cuyos pecados y maldades no tienen número y sólo la gran sabiduría de Dios puede numerarlos, y su infinita paciencia sufrirlos, y su infinita misericordia perdonarlos.
   Y yo que escribo esto (con dolor de mi corazón y lágrimas en mis ojos confieso), más de treinta años dejé el monte santo de Jesucristo y serví loco y ciego a Babilonia y su vicios. Bebí el sucio cáliz de sus deleites e ingrato a mi señor a su enemiga, no hartándome de beber en los sucios charcos de sus abominaciones.
   Se llegó a comparar la conversión de Mañara con el arrepentimiento final de Don Juan, el también sevillano personaje de Tirso de Molina (El Burlador de Sevilla) y José Zorrilla (Don Juan Tenorio). El ambiente del siglo XIX era muy propicio para ese tipo de ironía (por ejemplo, estos versos de Ramón de Campoamor: pues, después que se extinguen las pasiones, / yo he visto sorprendentes conversiones). El mismo Machado retomó el tema en Don Guido: ese trueno / vestido de Nazareno.

sábado, 13 de febrero de 2010

Retrato

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
 el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

Antonio Machado, 1906

viernes, 12 de febrero de 2010

Leonor Izquierdo

   Leonor Izquierdo Cuevas (Almenar de Soria, Soria, 12 de junio de 1894 - Soria, 1 de agosto de 1912) fue la esposa de Antonio Machado.
   Fue hija de Ceferino Izquierdo, sargento de la Guardia Civil, y de Isabel Cuevas. Tuvo una hermana, Antonia Izquierdo Cuevas, y un hermano. Nació en la casa cuartel situada en el Castillo de Almenar, en Almenar de Soria. Viajó a Soria en enero de 1908, a una pensión que regentaban sus tíos, donde conoció al poeta. A las 10 de la mañana del 30 de julio de 1909, con 15 años de edad, se casó con Machado, que tenía 34 años, en la Iglesa de Santa María La Mayor, en Soria.
   En julio de 1911, mientras acompañaba en París a su esposo, que estaba realizando una beca de ampliación de estudios, fue ingresada en un sanatorio durante algunas semanas tras vomitar sangre debido a que había contraído tuberculosis, enfermedad típica de la época. A causa de esto, le recomendaron aire puro, motivo por el cual volvieron a Soria, donde alquilaron una casa anexa a la ermita de Nuestra Señora del Mirón.
   Falleció el 1 de agosto de 1912, lo cual sumió a Machado en un profunda depresión que le hizo trasladarse a Baeza (Jaén), donde vivió durante un tiempo con su madre, dedicándose a la enseñanza.

Antonio Machado

   Antonio Cipriano José María Machado Ruiz. (Sevilla, 26 de julio de 1875 - Coillure, Francia, 22 de febrero de 1939). Poeta, dramaturgo y narrador español, poeta emblemático de la Generación del 98.
   Realizó sus estudios en la Institución Libre de Enseñanza y posteriormente, completó sus estudios en los institutos San Isidro y Cardenal Cisneros. Realizó varios viajes a París, donde conoció a Rubén Darío y trabajó unos meses para la editorial Garnier.
   En Madrid, participaba del mundo literario y teatral y durante este periodo formó parte de la compañía teatral de María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza. En 1907 obtuvo la cátedra de Francés en Soria y allí conoció a su mujer, Leonor Izquierdo, con la que se casó en 1909. Leonor enfermó en 1911, durante un viaje a París con la beca que Antonio Machado había conseguido de la Junta de Ampliación de Estudios para estudiar filosofía con Bergson y Bédier. Leonor fallecería en 1912. La desesperación que causó al poeta la muerte de su esposa lo impulsó a pedir el traslado a Baeza, donde impartió la misma disciplina entre 1912 y 1919, fecha en la que se trasladó a Segovia buscando la cercanía de Madrid, destino al que llegará en 1932. Durante los años que pasó en Segovia, colaboró en la universidad popular fundada en dicha ciudad (entre 1915 y 1918 había obtenido la licenciatura en Filosofía y Letras). En 1927 ingresó en la Real Academia, y en 1928 conoció a su segundo gran amor: la poetisa Pilar de Valderrama, la "Guiomar" de sus poemas, con la que mantuvo relaciones secretas durante años. Posteriormente, y hasta la muerte de Guiomar en 1979, sólo se habló de ello con medias palabras, dado que ella estaba casada.
   Durante los años veinte y treinta escribió teatro en colaboración con su hermano Manuel. Durante la guerra civil, permaneció en Madrid participando en las publicaciones republicanas y haciendo campaña literaria. En 1939 fue evacuado a Valencia (donde colaboró en Hora de España y participa en el Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura) y de allí a Barcelona, desde donde pasó con su madre los Pirineos, a pie a trechos, hasta Coillure, donde falleció al poco tiempo de su llegada, el 22 de febrero de 1939.
   La obra de Antonio Machado es fundamentalmente poética, a pesar de las incursiones en el teatro, siempre en un tono poético, y en el ensayo, más cercano a la lírica. Con todo, es preciso establecer dos apartados dedicados a poesía y teatro.
   El evolución poética de Antonio Machado se puede definir en tres puntos: el entorno intelectual de sus primeros años, marcado primero por la figura de su padre, estudioso del folclore andaluz, y después por el espíritu de la Institución Libre de Enseñanza; la influencia de sus lecturas filosóficas, entre las que son destacables las de Bergson y Unamuno; y, en tercer lugar, su reflexión sobre la España de su tiempo. La poética de Ruben Darío, aunque más acusada en los primeros años, es una influencia constante.
   El teatro escrito por los hermanos Machado está marcado por su poética aunque no permance en los límites del teatro comercial del momento. Sus obras teatrales se escriben y estrenan entre 1926 (Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel) y 1932 (La duquesa de Benamejí) y consta de otras cinco obras, además de las dos citadas. Son éstas: Juan de Mañara (1927), Las adelfas (1928), La Lola se va a los puertos (1929) y La prima Fernanda (1931), escritas todas en verso, lo mismo que Julianillo Valcárcel, y El hombre que murió en la guerra, escrita en prosa y no estrenada hasta 1941. La duquesa de Benamejí está escrita en prosa y verso. Asimismo, adaptaron para la escena los hermanos Machado comedias de Lope de Vega como El perro del hortelano o La niña de Plata, así como Hernani de Víctor Hugo.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Los fonemas del español

A continuación se adjunta un enlace hacia una oresentación con los diferentes tipos de fonemas del español.
Fonemas castellanos (haz clic en el enlace)

martes, 9 de febrero de 2010

Vídeo sobre oraciones compuestas (conceptos)

   En la siguiente entrada se adjunta un en el cual se pueden ver los conceptos que se han de saber sobre la oración compuesta. El único pero que se le puede poner es que algunos términos se nombran de diferente forma y que no están todos los tipos de nexos coordinantes.

lunes, 8 de febrero de 2010

Palabras de difícil comprensión de "Doña Perfecta"

Hechura.
(Del lat. factūra).
1. f. Acción y efecto de hacer.
2. f. Cualquier cosa respecto de quien la ha hecho o formado.
3. f. Una persona respecto de otra a quien debe su empleo, dignidad y fortuna.
4. f. Composición, organización del cuerpo.
5. f. Forma exterior o figura que se da a algo.
6. f. Trabajo de cortar y coser la tela de una prenda de vestir, dándole la forma deseada.
7. f. Dinero que se paga al maestro u oficial por hacer una obra. U. m. en pl.
8. f. Imagen o figura de bulto hecha de madera, barro, pasta u otra materia.
no se pierde más que la ~.
1. expr. fest. U. cuando se quiebra algo que es de poquísimo o ningún valor y no puede componerse, para significar que se perdió cuanto había que perder.
no tener ~ algo.
1. loc. verb. No ser factible.
Bilioso, sa.
(Del lat. biliōsus).
1. adj. Abundante en bilis.
2. adj. Dicho de una persona: atrabiliaria (de genio destemplado).
3. adj. Med. Dicho de una cosa: Con predominio de la bilis. Temperamento bilioso.
Depositario, ria.
(Del lat. depositarĭus).
1. adj. Perteneciente o relativo al depósito.
2. adj. Que contiene o encierra algo.
3. m. y f. Persona en quien se deposita algo.
4. m. Hombre que tiene a su cargo los bienes de una depositaría.
5. m. Hombre que anualmente se nombra en todos los lugares donde hay pósito para que reciba y custodie los granos y caudales de él, llevando cuenta y razón de su entrada y salida.
depositario general.
1. m. El que tenía a su cargo la depositaría general.
Esquela.
(Etim. disc.).
1. f. Carta breve que antes solía cerrarse en forma casi triangular.
2. f. Papel en que se dan citas, se hacen invitaciones o se comunican ciertas noticias a varias personas, y que por lo común va impreso o litografiado.
3. f. Aviso de la muerte de una persona que se publica en los periódicos con recuadro de luto. Suele indicar la fecha y el lugar del entierro, funeral, etc.
~ mortuoria.
1. f. esquela (aviso de la muerte de una persona).
Escribano, na.
(Del ant. escriván, este del b. lat. scriba, -ānis, y este del lat. scriba, -ae).
1. m. y f. Persona que por oficio público está autorizada para dar fe de las escrituras y demás actos que pasan ante él.
2. m. y f. pendolista.
3. m. Ave paseriforme granívora, con pico corto de base ancha y coloración brillante en los machos.
4. m. rur. desus. Maestro de escribir o maestro de escuela.
5. m. ant. escribiente.
6. f. coloq. desus. Mujer del escribano.
~ cerillo.
1. m. Ave paseriforme granívora de color amarillento y obispillo rojizo.
escribano del agua.
1. m. girino (coleóptero pentámero).
escribano de molde.
1. m. ant. impresor.
~ hortelano.
1. m. Ave paseriforme común en España, de cabeza y pecho oliváceos y garganta y anillo alrededor del ojo amarillos.
~ montesino.
1. m. Ave paseriforme común en España, de cabeza gris con listas negras y el resto del cuerpo ocráceo.
Embrollar.
(Del fr. embrouiller).
1. tr. Enredar, confundir algo. U. t. c. prnl.
2. tr. Chile, Par. y Ur. Apropiarse de algo mediante engaño.
Pleito.
(Del lat. placĭtum, decreto, sentencia).
1. m. Contienda, diferencia, disputa, litigio judicial entre partes.
2. m. Contienda, lid o batalla que se determina por las armas.
3. m. Disputa, riña o pendencia doméstica o privada.
4. m. Proceso o cuerpo de autos sobre cualquier causa.
5. m. ant. Pacto, convenio, ajuste, tratado o negocio.
~ civil.
1. m. Der. Aquel en que se litiga sobre una cosa, hacienda, posesión o regalía.
~ criminal.
1. m. Der. causa (‖ proceso).
~ de justicia.
1. m. ant. pleito o causa criminal.
~ homenaje.
1. m. Homenaje de fidelidad al rey o al señor.
~ ordinario.
1. m. Aquello que se dilata y se hace común y muy frecuente, cediendo del rigor con que comenzó.
2. m. coloq. Disturbio o altercado frecuente.
3. m. juicio declarativo.
a ~.
1. loc. adv. ant. Con condición.
conocer de un ~.
1. loc. verb. Der. Ser juez de él.
contestar alguien el ~.
1. loc. verb. Der. contestar la demanda.
dar el ~ por concluso.
1. loc. verb. Der. dar la causa por conclusa.
ganar alguien el ~.
1. loc. verb. Lograr aquello en que había dificultad.
¿hablaba usted de mi ~?
1. expr. coloq. U. para zaherir a quien no acierta a hablar de otra cosa que de sus cuitas o negocios.
poner a ~.
1. loc. verb. Oponerse con ardor y eficacia a algo sin tener razón o justo motivo para ello.
poner ~ a alguien.
1. loc. verb. Entablarlo contra él.
tener mal ~.
1. loc. verb. No tener razón en lo que se pide, o carecer de medios competentes para conseguirlo.
ver alguien el ~ mal parado.
1. loc. verb. Reconocer el riesgo, peligro o aprieto en que se halla o la inminencia de perderse algo.
ver el ~.
1. loc. verb. Der. Hacerse relación de él hablando las partes o sus abogados ante los juzgadores.
Savia.
(Del lat. *sapĕa, de sapa, vino cocido y jugo).
1. f. Bot. Líquido que circula por los vasos de las plantas pteridofitas y fanerógamas y del cual toman las células las sustancias que necesitan para su nutrición.
2. f. Energía, elemento vivificador

sábado, 6 de febrero de 2010

Lista y clasificación de conectores de textos

Aditivos. Expresan suma de ideas.
Noción de suma: y, además, también,asimism, también, por añadidura, igualmente.
Matiz intensificativo: encima, es más, más aún.
Grado máximo: incluso, hasta, para colmo.
Opositivos. Expresan diferentes relaciones de contraste entre enunciados
Concesión: con todo, a pesar de todo, aun así, ahora bien, de cuaslquier modo, al mismo tiempo.
Restricción: pero, sin embargo, no obstante, , en cierto modo, en cierta medida hasta cierto punto, si bien, por otra parte.
Exclusión: por el contrario, en cambio.
Causativos-Consecutivos. Expresan relaciones de causa o consecuencia entre los enunciados
Consecutivos: por tanto, por consiguiente, de ahí que, en consecuencia, así pues, por consiguiente, por lo tanto, por eso, por lo que sigue, por esta razón, entonces, entonces resulta que, de manera que .
Causales: porque, pues, puesto que.
Comparativos. Subrayan algún tipo de semejanza entre los enunciados
Del mismo modo, igualmente, análogamente, de modo similar.
Reformulativos. Indican que un enunciado posterior reproduce total o parcialmente, bajo otra forma, lo expresado en uno o más enunciados anteriores.
Explicación: es decir, o sea, esto es, a saber, en otras palabras.
Recapitulación: en resumen, en resumidas cuentas, en suma, total, en una palabra, en otras palabras, dicho de otro modo, en breve, en síntesis.
Ejemplificación: por ejemplo, así, así como, verbigracia, por ejemplo, perticularmente, específicamente, incidetralmente, para ilustrar.
Corrección : mejor dicho, o sea, bueno.
Ordenadores. Señalan las diferentes partes del texto
Comienzo de discurso: bueno, bien( en un registro coloquial): ante todo, para comenzar, primeramente ( en un registro más formal)
Cierre de discurso: en fin, por último, en suma, finalmente, por último, terminando, para resumir.
Transición: por otro lado, por otra parte, en otro orden de cosas, a continuación, acto seguido, después.
Digresión: por cierto, a propósito, a todo esto.
Temporales: después (de). después (que), luego, desde (que), desde (entonces), a partir de.... antes de, antes que, hasta que, en cuanto, al principio, en el comienzo, a continuación, inmediatamente, temporalmente, actualmente, finalmente, por último, cuando .
Espaciales : al lado, arriba, abajo, a la izquierda, en el medio, en el fondo.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Charles Baudelaire

   Se coloca un enlace donde se puede ver su biografía y enlaces hacia sus obras más importantes
   Charles Baudelaire (según galeón) (haz clic en el enlace)

Nefando (según la RAE) y sodomía

(Del lat. nefandus).
1. adj. Indigno, torpe, de que no se puede hablar sin repugnancia u horror. V.
Ejemplo:
La guerra es nefanda, porque hace más hombres malos que los que mata. Immanuel Kant
~ pecado nefando.
1. m. El de sodomía.
Sodomía.
(De Sodoma, antigua ciudad de Palestina, donde se practicaba todo género de actos deshonestos).
1. f. Práctica del coito anal.

La epopeya (todos sus significados)

   Existen varias referencias respecto del término Epopeya:
   Por un lado, para la literatura, la epopeya es un subgénero épico o poema narrativo extenso, escrito generalmente en verso largo o prosa, en el cual se cuentan o relatan muy detalladamente aquellas acciones trascendentales o dignas de quedarse en la memoria de un pueblo y que giran en torno de la figura de un héroe que representa las virtudes de más estima. Por ejemplo, el del Cid Campeador es una de las epopeyas más magníficas que engalana las páginas de la historia literaria hispánica.
   Generalmente, las acciones en cuestión, objetos de este tipo de relato, son guerras o viajes que han llevado a cabo grandes héroes, valientes o guerreros y en las que además mayormente intervienen dioses y elementos fantásticos. Aunque en este último caso resultó ser una modalidad muy común y difundida durante la época medieval, siendo ya en el siglo XIX sustituida por elementos más realistas, primando la epopeya del héroe vulgar o de clase media que logró conquistar el poder político y el prestigio social a través de sus acciones y que llegaba para revelar los nuevos valores de aquel momento, como pueden ser el individualismo y el materialismo.
   Entre las características que debe sí o sí observar una epopeya se cuentan las siguientes: comienzo in media res (la narración no comienza como sucede tradicionalmente al comienzo de la historia sino más bien en la mitad de la misma), el espacio es muy amplio, pudiendo cubrir muchas naciones o bien el universo mismo, invocación preliminar de la musa, es decir, de aquella que ha sido la inspiradora del relato, formulación inicial del tema, utilización de epítetos, uso de largas enumeraciones, presencia destacada de discursos largos y formales, intervención de los dioses en los asuntos humanos y la presencia de héroes que encarnan los valores de una nación, una civilización, una cultura.
   Por otra parte, al conjunto de estos poemas, que forman parte de la tradición épica de un pueblo se los denomina también epopeya (epopeya griega/ epopeya romana).
   Otro significado es el de conjunto de hazañas y hechos memorables que han llevado a cabo una persona, grupo o nación se los designa con el término de epopeya.
   Y por último, a aquella actividad que un individuo, grupo u organización realizan con muchísimo esfuerzo y en la cual lograron vencer a todas las numerosas dificultades se la llama epopeya.

Leopoldo Alas "Clarín"

   Colocación de otro enlace paar saber todo sobre Leopoldo Alas "Clarín" de manera clara y fácil
   Leopoldo Alas Clarín (de cervantes digital) ( haz clic en el enlace)

Benito Pérez Galdós

   En esta entrada se coloca un enlace con la finalidad de saber todo sobre Benito Pérez Galdós de una manera completa y fácil.
   Benito Pérez Galdós (de cervantes virtual) (haz clic en el enlace)

martes, 2 de febrero de 2010

Estructuración de las ideas dentro de un texto

    A la hora de exponer un texto, según la colocación de la idea principal, encontramos tres tipos de estructuras:
    Se suele hablar de estructura analizante cuando el texto expone un tema y luego lo desarrolla, "analizándolo" (es decir, examinando el tema desde distintos puntos de vista).
   La estructura contraria sería la sintetizante: consiste en deducir una conclusión a partir de una serie de premisas dadas.
   Por último, la mezcla de ambas estructuras se llama analizante-sintetizante o encuadrada. Es la más común: se expone un tema, se desarrolla y finalmente se recoge en una conclusión.

lunes, 1 de febrero de 2010

Reconocimiento de perífrasis verbales.

    Un tema que nos puede llevar a la confusión durante el análisis de oraciones es saber si, cuando vemos una expresión con más de un verbo y uno de ellos está en forma no personal, es una perífrasis verbal (es decir, una sola forma verbal), o son varias ( forman una oración compuesta). Para ello, hay dos reglas que nos permiten comprobarlo. Son las siguientes:
   1. Para que un conjunto de dos o más verbos sea perífrasis, los dos verbos tienen que tener el mismo sujeto:
   2. Otra forma de comprobarlo es tranformándolo en una proposición encabezada por "que"  y viendo la alteración del sujeto.
      -Si la frase tiene sentido, no es perífrasis verbal.
      -Si la frase no tiene sentido, sí es perífrasis verbal.
       Debo estudiar menos_ Yo debo que tú estudies menos*_ No tiene sentido. Es perífrasis
       Quiero estudiar menos_ Yo quiero que tú estudies menos_ Tiene sentido. No es perífrasis